lunes, 3 de agosto de 2015

Reflexiones sobre la calle y Walter Benjamin

Dice Adorno en su texto Caracterización de Walter Benjamin «La provocativa frase según la cual un artículo sobre los passages de Paris contiene más filosofía que las meditaciones sobre el ser del ente […]»[1]. No poseemos conocimiento para estar a favor o en contra de dicha argumentación, de lo que sí podemos hablar es de la experiencia urbanística, filosófica y literaria que supuso la (fragmentada) lectura de “Libro de los pasajes”, de Walter Benjamin, puntualmente “M [El flâneur] ” .
Ciertamente lo que hace Benjamin es inaugurar una óptica –“la [/su] técnica de aumentos hace que se mueva lo inmóvil y que se detenga lo en movimiento”[2]. Óptica que se corre en el plano de los histórico anti-progresista, mas, empero sin vaciar el mar de esperanza en el hombre. Para ilustrar esto exhibo una frase de WB que versa:
“Marx dice que las revoluciones son la locomotora de la historia universal. Pero tal vez ocurra con esto algo enteramente distinto. Tal vez las revoluciones son el gesto de agarrar el freno de seguridad que hace el género humano que viaje en ese tren”[3]
Leyendo Libro de los pasajes uno tiene la impresión de que cada caminar puede devenir en un acontecimiento. Transitar por las calles es también una pesquisa, una “búsqueda de un tiempo perdido”. Alimentar la imaginación desde lo cotidiano, haciendo “abducción” de lo efímero de los elementos de lo urbano para presentarlo como acertijo, para mitificarlo (“Mientras haya un mendigo habrá mito”), para caminar sobre el ataúd-calle y así resucitarlo. Y es que, bajo el entendimiento y la (i)lógica de “Libro de los pasajes” sostenemos que su filosofía se ha embarazado de una narrativa sin igual y el engendro de ambos no es sino este tipo peculiar de ensayo; ese que Adorno enuncia como aquella “forma en la capacidad de contemplar lo histórico, las manifestaciones del espíritu objetivo, la «cultura», como si se tratara de naturaleza”.[4]
Así cuando WB, en dos tiempos, dice “La calle conduce al flâneur a un tiempo desaparecido” y “la calle sigue siendo siempre el tiempo de una infancia”[5] no hace sino reforzar esta idea respecto a que su pensamiento se adorna de vestidos rotos, fragmentados, en trozos, cual vagabundo que deambula perdido en la ciudad.
Una ciudad que conoce muy bien…

[1] Theodor Adorno. Caracterización de Walter Benjamin, en “Prismas”. Trad. Manuel Sacristán. España: Ariel, 1962, p. 153.
[2] Ibíd., p. 160.
[3] Walter Benjamin. La dialéctica del suspenso. Chile, Arcis –sin año de edición; trad. Pablo Oyarzún, p. 76.
[4] Adorno. Op. cit. p. 154.
[5] Walter Benjamin. Libro de los pasajes. España: Akal, 2005, p. 422.

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